David Nalbandián nuevamente dio la nota. En su vuelta, tras aproximadamente tres meses de ausencia, derrotó a Nicolay Davydenko, seis del mundo, por 6-4, 7-6 y 7-6. De esta manera, el equipo capitaneado por Tito Vázquez se adelantó por 1-0.
Nuevamente Nalbandián demuestra que, a la hora de representar a su país, no hay obstáculo que le impida cumplir con su objetivo: ganar. A último momento, dijo presente frente a la Suecia liderada por Robin Soderling. Llegó para darle jerarquía al dobles, y luego se quedó con el single que posibilitó la clasificación de Argentina a los cuartos de final. Frente a Rusia, no se achicó.
Un partido bastante particular. Entre dos rivales de gran envergadura, pero que vivían situaciones difíciles, poco auspiciosas. El ruso se presentaba a la serie sin buenos antecedentes en el último tiempo (había perdido frente a dos modestos jugadores en Halle y en Wimbledon). Por su parte, el unquillense volvía al circuito tras estar ausente por, aproximadamente, tres meses producto de una lesión.
A pesar de ocupar un lugar para nada predilecto, 141 del escalafón mundial, Nalbandián demostró ser mejor que Davydenko, y lo derrotó por 6-4, 7-6 (7-5) y 7-6.
No fue un buen encuentro. Ambos mostraron bastantes falencias, dignas de jugadores con falta de actividad en el último tiempo. Los errores no forzados justifican lo dicho: 79 para el unquillense y 75 para el ruso. La clave estuvo en los tiros ganadores (44 para David y 28 para Nicolay).
En un set inicial con vaivenes, Nalbandian recuperó el quiebre en contra y, cuando tuvo una pequeña chance de golpear al ruso, ajustó su devolución para quebrarlo en el 10° game (sacó 5-4 y 40-15) y dar el primer paso en el match.
Un 3-0 abajo, parecía cambiar rotundamente el panorama. Pero el argentino recuperó uno de los dos quiebres que había cedido, y capitalizó su servicio para seguir con vida en el segundo set. Ambos mantuvieron su saque hasta el 5-4. El ruso sacó para set, pero no pudo cerrarlo. Llegaron a al tie break, donde Davydenko nuevamente tuvo claras chances para adjudicarse el set. Desperdició 3 match points y los terminó pagando caro. Nalbandián ganó cinco puntos en forma consecutiva, y se de esta manera ser llevó un set que lo tuvo durante muchos lapsos cuesta abajo.
La definición no iba a ir más allá del tercero. El unquillense arrancó decidido quebrando el saque de Davydenko, que luego iba a recuperar el break. Ambos mantuvieron sus correspondientes servicios, lo que generó una nueva definición en muerte súbita. Al igual que en el segundo, el local tuvo claras chances para adjudicarse el set. Un sencillo smash no fue capitalizado por el ruso, y Nalbandián ganó tres puntos en forma consecutiva y de esta forma darle el primer punto a la Argentina.
David no tuvo un rendimientos impecable pero si, a diferencia de Davydenko, sangre y corazón. Aprovechó las limitaciones del jugador local, las situaciones trascendentales y se llevó su premio. Una nueva muestra de fidelidad hacia la camiseta, algo que poco se ve en la Copa Davis, certamen muy devaluado por la ausencia de jugadores de gran envergadura. Ahora, habrá que ver si Nalbi juega con Zeballos el sábado. Pero, en un principio, Vázquez optaría por la dupla Zeballos-Schwank.
Ni a los talones de Marato
Con el retiro de Marat Safín, la responsabilidad de liderar al equipo cayó en Nicolay Davydenko. Más aún teniendo en cuenta que el ruso, en el momento de la deserción por parte del ex número uno del mundo, pasaba por un muy buen momento. Estaba entre los diez mejores del mundo. Pero nuevamente demostró que, ponerse la camiseta de su país, le pesa. Nunca tuvo un papel preponderante a la hora de jugar la Davis, y frente a Nalbandián no fue la excepción. Aparenta ser un jugador muy timorato, sin garra y sin emoción. Y lo es. En su tierra, con su superficie predilecta y siendo el número seis del escalafón mundial, no pudo frente a un jugador que no jugaba un partido desde hace 3 meses. Es verdad el ruso no presenta su mejor nivel, pero eso no quita su falta de capacidad para definir los puntos claves. Davydenko nuevamente vuelve a decepcionar a su público, dándoles argumentos para extrañar a su héroe: Safin.
sábado, 10 de julio de 2010
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