lunes, 3 de mayo de 2010

UNA MÁQUINA DE PICAR CARNE


En muchos deportes, generalmente, se analiza el aspecto deportivo para poder entender el porque se llegan a determinados resultados. A veces, en algunas actividades, la parte psicológica juega un papel preponderante. Sin dudas, en el tenis, se dan una cantidad de circunstancias que en muchas ocasiones afectan la salud mental de los jugadores. A diferencia de otras disciplinas deportivas, en el tenis el profesionalismo, en la mayoría de los casos, comienza a una temprana edad. Jóvenes adolescentes, se insertan en el tenis profesional y, por ende, se ven obligados a viajar a distintas partes del mundo, privándose de estar con amigos, la familia, además de dejar el estudio. A algunos, esta situación les resulta intolerable y fallan en el intento de llegar a jugar torneos ATP. Otros llegan pero, a futuro, el aspecto mental comienza a jugarles una mala pasada. A la hora de llegar a jugar torneos de primer nivel, para mantenerse en la elite, es indispensable respetar el durísimo calendario que va desde el primero de enero hasta la segunda semana de noviembre. Para los ocho primeros, el calendario sigue con una semana de descanso, para finalizar con la World Tour Finals (ex copa Masters), del 23 al 29 de noviembre. Y una semana después, se juega la Copa Davis. Es cierto que los jugadores no están obligados a jugar todos los certámenes pero, al tener un jugador pisándole los talones para arrebatarle su puesto en el ranking, tienen que optar por hacerlo. Si la premonición que habla sobre pánico escénico en Juan Martín Del Potro es correcta, sería un caso ideal para reflejar los perjuicios psicológicos que provoca el tenis. Tiene 21 años, seis de ellos como profesional. Siendo un niño precoz (15 años), ya se encontraba dentro de los 1000 mejores del mundo. Sus experiencias, en la actualidad, parecen estar pasándole factura. Jugadores argentinos, son claros ejemplos de tenistas que pasaron de la elite a lo más bajo. Gastón Gaudio, siendo un jugador modesto, se alzó con el trofeo de Roland Garros. La fama a nivel mundial le duró un año. La locura se apoderó de él, y el declive fue notorio. Un número 3 del mundo, por arte de magia, de un día para el otro, comenzó a tener un saque digno de una persona que nunca en su vida jugó al tenis. Hablamos de Guillermo Coria. El finalista de Roland Garros 2004, luchaba horrores para pasar la red. En los entrenamientos, Guillermo decía que su saque funcionaba correctamente pero, a la hora de entrar a un court, podía llegar a lograr cifras impensables de dobles faltas. Con el objetivo de mantener una buena salud mental, en la actualidad, los jugadores contratan a psicólogos, los cuales acompañan a sus pacientes por los distintos torneos del mundo. Todos los motivos dados, justifican la definición dada por los tenistas a la hora de hablar sobre el circuito: UNA MÁQUINA DE PICAR CARNE.

1 comentario:

  1. ENTRARON A OPERAR A DELPO HOY... ESPEREMOS Q SALGA BIEN Y VUELVA A SER EL DE SIEMPRE!

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