jueves, 12 de noviembre de 2009

BÁSQUET: UN SUEÑO FRUSTRADO

Lisandro, comenzó su carrera basquetbolística a una edad tardía, 15 años. Sus condiciones físicas y su gran capacidad de aprendizaje lo llevaron a conseguir cosas importantes. Con 17 años, integró el preseleccionado Capital Federal, ganándoles la pulseada a más de 300 jugadores. Además, favorecido por su estatura y gracias a sus grandes cualidades demostradas en las divisiones inferiores de El Palomar, entre otros clubes, recibió una oferta del básquet exterior, más precisamente del Unicaja Málaga de España, por una elevada suma de dinero. Esta operación no se pudo llevar a cabo como consecuencia de una grave lesión que sufrió, la cual se podría haber evitado si el club en donde jugaba en ese momento, hubiera tomado los recaudos correspondientes.

- ¿Cuándo pegaste el salto al nivel 1 de la Federación Regional de básquet?
- A los 17 años. Tras haber jugado durante 2 temporadas en El Palomar, me fui a (...) donde tuve mi primera experiencia como jugador “semi profesional”, por eso considero esa etapa como el salto al básquet de nivel.
- ¿A qué te referís con semi-profesional?
- Semi – Profesional porque comencé a cobrar por jugar. Digo semi ya que lo que me pagaban era una miseria. Si te decía profesional era un caradura (se ríe).
- ¿Cuánto cobrabas?

- Naaaa muy poco, $300. Únicamente me alcanzaba para los viáticos. Pero bueno, algo es algo.
- Hablemos un poco del entrenamiento, ¿cuántos días a la semana entrenabas?

- Todos los días, de 19 a 23 hs. De 19 a 21 con mi categoría y de 21 a 23 con la primera división.

- A eso hay que sumarle los partidos, ¿no?

- Si, si, los sábados a la tarde jugaba con mi categoría y con sub 22. Los miércoles me tocaba con la primera.

- ¿Mucho tiempo jugabas?

- En juveniles y sub 22 prácticamente los 40 minutos. En primera jugaba 2 o 3 cuartos dependiendo el día que tenia. A veces me tocó jugar todo el partido.

- ¿Todo el partido en primera?, terminabas destruido.

- Me dolía todo, encima a la mañana tenía facultad. No me podía levantar.

- ¿Tuviste la posibilidad de jugar en la selección de capital? ¿no?
- Estuve convocado para integrar los 12, pero tuve un inconveniente. Me confundí el día de entrenamiento. Era un miércoles y fui un jueves. Fue muy gracioso porque llegué y había un tipo limpiando la cancha, no había nadie en el Cenar. Obviamente, me llamaron y me dijeron que mi lugar iba a ser ocupado por otro. Me dolió muchísimo.

- Igualmente tuviste una especie de revancha…
- Si, podría decirse que si. Me llamaron de un Campus organizado por el papá de Emanuel Ginobili. Allí fueron mucha gente del básquet exterior con el objetivo de reclutar chicos, como apuesta a futuro. Tuve la suerte de ser convocado para jugar en el básquet español.
- ¿Cuánto dinero te ofrecieron?

- Mejor sentate porque te morís (se ríe).
- ¿Cuánto?

- 1 millón de euros por 6 años.

- ¿Aceptaste?
- Obviamente, tenía todo planeado. Me iba 6 años y después me venía a la Argentina con mi millón a hacer vida de vago (se ríe).

- ¿Y por qué te estoy haciendo está entrevista en la Argentina?

- Porque vivimos en Argentina (larga una carcajada). En un partido con mi categoría me lesioné. Lo más triste es que la persona que me lesionó era mi mejor amigo y jugaba para el otro equipo. Salí de la cancha y me dolía mucho la rodilla. En eso el técnico me dijo que no sea maricón y siga jugando. Yo no quería pero al fin y al cabo me terminó convenciendo. Corrí dos minutos hasta que en un momento sentí que no podía más.

- ¿Qué tipo de lesión fue?

- Ligamento cruzado en la rodilla izquierda. Chau España y chau básquet.

- ¿Por qué te hicieron seguir jugando?

- Tenía un personalidad muy particular el entrenador. No le importaba nada, el quería ganar o ganar.

- ¿Por qué no te cuidaron sabiendo que estabas a punta de emigrar al exterior?

- Para ellos era lo mismo. No recibían ningún beneficio económico por mi transferencia. Además, cuando ya era un hecho mi transferencia me sacaron el jugo a lo loco. Un poco más y me hacían jugar hasta con los veteranos jaja.

- ¿Creés que los entrenamientos influyeron en tu lesión?

- Totalmente, había partidos que no me podía ni mover. Eran muy duros los entrenamientos. Y en las vacaciones ni hablar. Correr, correr y correr. Me dolían mucho las piernas y realizaba movimientos torpes que más de una vez generaron que me doblara los tobillos. Por suerte fueron lesiones menores.

- ¿El club se hizo cargo de tu tratamiento para recuperarte?

- Para nada. Me dejaron solo como un perro. Me tuve que bancar yo solito la operación. Además, los mugrosos 300 pesos que me pagaban desaparecieron.

- Habiéndose cumplido dos años de tu lesión, ¿Cómo te encontrás?

- Mal. Todavía no me termino de recuperar. Me operaron tres veces y no pueden dar con la tecla. Siempre se salen los clavos.

- ¿Hay revancha en el básquet?

- Para mi no. Actualmente tengo novia, en la facultad me va muy bien, de hecho me nominaron para participar en olimpíadas representando a la UBA, lo que me puso muy contento.

Un claro ejemplo de sobreexplotación en un deporte donde no se conocen muchos casos. Una carrera muy corta vivió este chico, solamente 3 años, que tenía un gran potencial, el cual fue desaprovechado. Entrenamientos muy duros, técnicos con poco criterio que solamente piensan en el triunfo independientemente de la condición física de los jugadores, fueron los artífices de que se haya generado este triste final.

1 comentario:

  1. Qué título más conmovedor...."las redes ya no flamearan más para Lisandro". Un poeta total. Lo tuyo son las letras. Ya soy seguidora tuya, como siempre. Un beso grande y éxitos!!!

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